Fondo de armario. Éxito o fracaso. Por Carlos Ruf Osola.

Fondo de armario. Éxito o fracaso. Por Carlos Ruf Osola.

            @RufKalle Llevo días reflexionando sobre qué es el éxito y qué es el fracaso. ¡I

Actualidad ACB. FC Barcelona Basket vs CB Canarias.
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@RufKalle

Llevo días reflexionando sobre qué es el éxito y qué es el fracaso.

¡Interesante cuestión la verdad!, y ello me ha llevado a preguntarme si es algo real o es una mera construcción, así como el hecho de si  el éxito o fracaso son hechos absolutos o relativos, y cuando digo  relativos, me estoy refiriendo a las expectativas marcadas,  tanto por uno mismo o por lo qué pueden opinar terceras personas o determinados grupos.

Primero hay que saber a qué llamamos éxito, equivale el éxito a tener fama o dinero o ser un profesional del ámbito del que se trate o en el caso que nos toca, el baloncesto, a tener unos grandes números y destacadas actuaciones…

Consiste el fracaso en no hacer esos números, en no ganar títulos o fallar como una escopeta de feria, interesante tema como ya les comenté más arriba a qué sí.

 

Todo éxito tiene un coste, el éxito es estar cada día dándolo todo, no ser el mejor quizás, dado que ser el mejor está reservado para unos pocos, de hecho a todos nos consta que la fama se instrumentaliza y que los sueldos millonarios vienen dados por el mercado y por lo que puedes aportar en la pista y fuera de ella.

Ya existen empresas que califican el potencial económico de un jugar deportivamente y comercialmente (léase “anuncios”), el deporte ya no es sólo jugar, es más, es ser pues éso, un “hombre anuncio”, la capacidad que tienes para vender un producto, ya sean calzoncillos como Björn Börg o David Beckam, hamburguesas y cereales como Shaquille O’ Neal o zapatillas deportivas como Michael Jordan o Kobe Bryant. Los hombres y mujeres con marca propia.

Éxito y fama, no son más que palabras mágicas que la gente malinterpreta pensando que saliendo en la televisión ya se consigue, pero déjenme decirles que no es real esa fama e idolatría,  es un arma de doble filo.

Te puede cambiar para bien o destruir como persona pues el personaje se puede comer fácilmente a quien eres de verdad.

Considero que el objetivo de un deportista no es ser famoso e idolatrado, si no que ésta debe ser una consecuencia de los resultados y del trabajo,  sin olvidar en todo momento quién eres, un deportista dentro de un mundo que no deja de ser ya espectáculo puro y duro , por el que la gente paga por verlo y mucho, bien en el pabellón directamente o mediante el pago a determinados canales de televisión.

 

Después está tu fama y el  seguimiento diario que existe en las redes sociales , ya sean tus Twitter, Instagram, o Facebook, no sé cómo hubiéramos encajado los jugadores de nuestra generación esta sobredimensión y sobreexposición de la vida diaria,  entrenos, viajes o vida privada en estas redes.

Fondo de armario. Generación Twitter o top 5. Por Carlos Ruf.

¿Hubiéramos dado carnaza a la gente para conseguir esos preciados “likes”? .

¿El éxito y la fama se hubieran dimensionado más allá de que forrasen carpetas con fotos nuestras o que nos pidieran autógrafos o fotos en carrete que revelarían días después sin aparecer nuestro rostro para envidia de amigos en las redes cual coleccionista de famosos y famosas?

La fama y el éxito son una mera construcción, le damos fama a quien queremos o consideramos “guay”, a veces deseada por los propios deportistas e implicados, otra aceptada como un mal al que hay que sucumbir pues es la manera de obtener ingresos durante unos años y es el coste a pagar, sonreír aunque realmente estés harto de todo.

Y a continuación viene la otra cara de la moneda, el fracaso.

¿Creéis que no aceptar toda esta vorágine es fracasar?

No lo creo, los que están luchando para mejorar y salir adelante, esos héroes anónimos del deporte o de la vida en sí que no tienen fama o reconocimiento social, ésos son los que me gustan a mí.

Un cirujano que salva vidas sin que su nombre aparezca en las portadas de revistas y diarios, esos sí son héroes y ejemplos a seguir.

Me encantan aquellos a los que John Lennon denominó “working class hero” ( héroes de la clase trabajadora), que cada día salen a la calle silenciosamente y van a trabajar a sus fábricas, o a sus oficinas o a vender sus productos o a dirigir sus empresas para salir adelante, y los cuales nunca saldrán en Instagram, pero son de los míos, pues ellos sí hacen país.

No existe el fracaso, salvo cuando dejamos de esforzarnos. (Jean Paul Marat).

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