Fondo de armario.Salgo desde el banquillo. Por Carlos Ruf.

Fondo de armario.Salgo desde el banquillo. Por Carlos Ruf.

Carlos Ruf Osola @kalleruf 14/03/2017 Doce jugadores por equipo, el entrenador marca el quinteto titular, y resulta que no estás en él, r

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Carlos Ruf Osola

@kalleruf

14/03/2017

Doce jugadores por equipo, el entrenador marca el quinteto titular, y resulta que no estás en él, resulta importante no venirse abajo, pues sabes que tarde o temprano tendrás tu oportunidad.

A partir de aquí queda claro cuál será el trabajo a realizar,  que pasa por dar descanso a un compañero o bien también por una acumulación rápida de faltas.

Por lo de pronto ya sabes que si en los primeros diez minutos se carga con dos personales jugarás casi hasta el final de la primera parte, si es que no lo haces rematadamente mal, y como último recurso ( que ojalá suceda lo menos posible) por la desgracia de que un jugador se lesione, lo cual provocará que saldrás a pista un poco antes de lo que lo harías en circunstancias normales.

Toda la semana has trabajado bien, sabes que  no eres ni el mejor reboteador, ni  tampoco el máximo anotador, tu trabajo precisamente no pasa por dejar a un americano en el banquillo, cobran mucho dinero, y resulta fácil el  darles la responsabilidad tanto para bien como para mal del equipo.

El calentamiento ha ido bien, tu cuerpo se ha puesto en marcha y ya los árbitros han avisado que falta un minuto para salir a pista.

Ultimo corrillo, últimas indicaciones, y los abrazos, choques de manos y pequeños detalles corren de boca a oreja, se respiran ganas de empezar ya.

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Vamos a sentarnos y a abrir una botella de agua que apetece, entre saludos de buena suerte y  gritos de ánimo.

Te fijas en el rival, quién sale ya a  ver cómo está ese día, ¿habrá alguna jugada nueva o variante de las habladas durante la semana?

De momento todo va según lo esperado, ninguna novedad, nos meten más por calidad individual o mala defensa que por estrategia, te fijas si el posible jugador al que tienes que defender va más a la derecha o a la izquierda, y dónde juega más cómodo. También estás atento a cómo defiende,  si te sigue si sales afuera de la zona, si te dejará tirar o si baja a defender rápido o va cansado.

De repente sucede lo que preveía, segunda falta personal de mi compañero y una mirada furtiva acompañada de una interjección, ¡Carlos cambio!

Rápido, de un salto, el gesto de cambio a la mesa de anotadores, ahora toca quitarte el chándal y preparase para salir.

Ostias, se nota que es invierno, a pesar de haber calentado bien, lo grande que es el pabellón provoca que se  acumule aire frío,  aunque ya sabes que pasará, para algo está la experiencia, y me preparo para  esa sensación que se siente de como si te esté estuviese ardiendo el pecho cuando toca llevar a cabo las primeras carreras, al menos hasta que el cuerpo se adapta, pero menudos que son  esos golpes medio en frío, que pueden calentar cual horno de una pizzeria.

Bien, lo primero es prestar una total concentración a tu trabajo,  dos o tres minutos sin forzar mucho la máquina pues  acabas de salir, ya el  correr y el defender serán lo que te meterán en partido, y sobre todo ir sin miedo.

Las principales consignas pasan por aprovechar los rebotes de ataque, moverse mucho  y facilitar las lineas de pase si un compañero entra a canasta y se va a “comer” el balón por que la defensa se le ha cerrado, son puntos fáciles y te dan mucha moral para afrontar los siguientes minutos.

Los tiritos, si llegan ya llegarán, y defiende, si se ha de gastar alguna personal, que no sea de tiro y menos  un 2+1! ¡Que la bronca del coach está asegurada!

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Lo que satisfacía mucho (miedos, debilidades y necesidad de aprobación que tenía) era ir a un tiempo muerto y que te felicitaran con  un “bravo“, me llenaba mucho,  no hay nada como sentirte útil y partícipe, quizás es éso.

Lo que peor llevaba era fallar por fallar a mis compañeros o no ser lo suficiente útil al equipo, creándote presiones estúpidas que se atribuye uno de forma errónea, a fin de cuentas ni soy el salvador ni el destructor del partido, sólo una herramienta más, ya sabemos que para ello estaban esos americanos que ganaban un buen dinero.

Intenté hacer mi trabajo lo mejor que pude,  sumando por y para el equipo y aportar mi colaboración  al equipo, intentando hacer a mis compañeros un poco mejor, e ir mejorando día a día, en un deporte tan exigente donde hay una mezcla de experiencia, competitividad, talento, trabajo diario, valentía  y también una gran osadía y mucho descaro.

Para ser el mejor o querer serlo, aparte de ser muy competitivo, has de ser egoísta, pero la verdad es  ello no fue nunca mucho conmigo.

 

 

COMENTARIOS

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    Me gusta la forma en la que redactas, muchas gracias, seguiré leyendo tu blog.

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