Cuando el deporte era una moral El deporte y sobre todos unos deportes determinados se han ido convirtiendo con el paso del tiempo en lugares donde
Cuando el deporte era una moral
El deporte y sobre todos unos deportes determinados se han ido convirtiendo con el paso del tiempo en lugares donde sacar a relucir las bajas pasiones que albergamos en el ser primitivo que habita en nuestro interior.
Los telediarios de un tiempo para aquí se han convertido en un salsa rosa, donde cobra más importancia el hecho de que éste o tal jugador se haya cortado el pelo de una manera u otra, haya salido de fiesta o no haya querido firmar un autógrafo, y a mí esto señores y señoras, particularmente me importa bien poco.
A los deportistas, no olvidemos que son personas como Tú y Yo se les pide y se les examina tanto o más que a la clase política, y eso hasta cierto punto me parece bastante grave, y más si se hace por el mero hecho de hablar por hablar o simplemente por tapar algunas de sus miserias humanas.
Particularmente me gustaba más el deporte de antaño, aquél que representaban gentes como Corbalán, Arkonada, Epi, Severiano Ballasteros y muchos más, en el que el deporte era como una moral y en la cancha se desarrollaban las virtudes mayores de la conducta humana: el juego limpio, el esfuerzo conjunto, la actitud serena ante la victoria o la derrota, la superación del fracaso, la entrega, la generosidad o el compañerismo en detrimento de la parte negativa del espíritu.
Y es que el deporte no deja de ser una representación equivocada o no de la evolución de esta sociedad, con sus aciertos y errores sin más, y claro que tod@s podemos opinar, solo faltaría, pero estaría bien, y lo digo, por la parte que me toca también, que antes de hablar y según que, pensáremos un poquito más, a much@s (incluido este servidor) nos iría si cabe un poquito mejor.
Me estoy refiriendo sobre al mundo del fútbol y del motociclismo…y mañana más…
Psicólogo Organizacional / Consultor Senior de RRHH especialista en Selección, Formación y Desarrollo de personal.
Inquieto, polivalente, curioso, me gusta aprender de todo y de tod@s, y con buena cara y una gran ilusión, actuando siempre desde la máxima responsabilidad y profesionalidad.
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