Nostálgicos: Rickie Winslow, 9 mates en un partido y tan tranquilo.Por Roberto González Rico.

Hoy en la sección de nostálgicos tenemos el honor de hablaros de uno de los jugadores más espectaculares que hayan pasado por la ACB, de hecho, si algún día se hiciese un premio al mejor matador del año. sin duda que éste debería llevar el nombre de Rickie Winslow, pues hablamos de quien a día de hoy ostenta el récord histórico de mates, con 9 , la temporada 91-92, y que por lo que parece, si nadie lo remedia, será muy difícil de batir, casi imposible diría yo.

 Rickie O´Neal Winslow, nacido en Houston el 26 de julio de 1964, era un alero de 201 metros, que destacaba por  por su plasticidad y su buen manejo del balón, siendo su especialidad los mates.

Se formó en el colegio de Yates (Houston), de donde pasó a la Universidad de Houston, haciendo cuatro años de baloncesto brillante, lo que le sirvió para ser elegido en el draft de 1987 en segunda ronda con el número 28 por los Chicago Bulls.

Un draft de viejos conocidos de nuestra liga como Picu Ortiz, Tellis Frank, Dallas Comegys, Tony White o Norris Coleman.

En la Universidad de Houston formó parte de la Slamma Jamma, jugando la final de la NCAA ante la Georgetown de Patrick Ewing, donde quedaron subcampeones.

Pero nunca pudo cumplir el sueño de compartir equipo con su majestad Michael Jordan, traspasando sus derechos a los Bucks de Milwaukee, donde solo jugaría 7 partidos, promediando 1 punto y 1 rebote en 7 minutos.

 Así que decide probar suerte en el viejo continente, donde le llega la oportunidad de fichar por el CajaCanarias, donde juega una temporada (1987-88), donde promedia 23.21 puntos y 7.21 rebotes en los 19 partidos disputados , llamando pronto la atención del Estudiantes, quien ve a Rickey el  perfecto sustituto de David Russell, con quien compartiría una temporada, conformando sin duda alguna una de las parejas más espectaculares de nuestro baloncesto, a Rickey el juego estudiantil le vino como anillo al dedo, pues era bastante similar al que había jugado en la Universidad de Houston.

A continuación os contaré como el bueno Rickey acaba firmando por el conjunto estudiantil, con quienes jugará esa primera temporada un total de 17 partidos, en los que promedia 22.41 puntos y 7.7 rebotes.

Era la temporada 1988-89, cuando a principios de temporada se lesiona Russell, quien debe pasar por el quirófano. El Estudiantes quien por aquel entonces es de los mejores equipos fichando jugadores americanos, fichando para cubrir tan sensible baja a Albert Irving, ex jugador de los Warriors y que viene de ser uno de los máximos anotadores en la liga francesa. Irving ficha por los dos meses de rigor y en sus primeros partidos demuestra cualidades de sobra para suplir al ídolo de la Demencia hasta que solo dos semanas después de firmar el contrato, se rompe los ligamentos cruzados en el Palau Blaugrana y tiene que decir adiós a la temporada.

Con el pase a la A-1 en serio riesgo, se ficha a Eric White, un jugador por debajo de las expectativas y que además pronto muestra problemas de adaptación, quedándose en el banquillo durante toda la segunda parte de un encuentro de Copa ante el Joventut de Badalona

Regresa Russell, pero su nivel nada tiene que ver con el de antes de la lesión, desde el club se baraja el nombre de Lary Spriggs, pero sus altas exigencias económicas y su pasado madridista descartan su fichaje,  y aquí es donde aparece el nombre de Rickey Winslow, un chico de 23 años que viene de jugar unos meses en el Cajacanarias con muy buenos números. Un fichaje que cambiaría la historia.

Winslow llega como sustituto temporal, confiando siempre en una recuperación de Russell que no llegaría. Su integración en el equipo es rápida y encaja perfectamente con la filosofía de Miguel Ángel Martín: juego rápido, tiro exterior, búsqueda constante del rebote ofensivo… Winslow demuestra en seguida que puede ser tan espectacular como Russell, pero que es más completo. Algunos de sus mates parecen calcados a los de David, y, como él, como cualquiera que haya pisado los playgrounds de Estados Unidos, basa su juego en el uno contra uno, en el reverso, en el doble rectificado… solo que Winslow, además de mates y rebotes, aporta triples, una diferencia decisiva.

Sin ser un excelente tirador, Winslow sí amenaza desde esa posición, no se le puede flotar sin más y no permite que la defensa exterior se centre en la gran estrella emergente, Alberto Herreros, un adolescente que empieza a jugar con asiduidad y demuestra un acierto en el tiro de tres puntos nunca visto antes en el Magariños. Winslow ayuda dentro y fuera mientras Herreros sentencia desde lejos. En medio, queda Pinone, dirigiendo la transición, ayudando a los jóvenes y calmando a los mayores, encontrando su nuevo rol en esa sociedad. Winslow, como Russell, tiene la cabeza en la NBA, no aprende español y vuelve loco a “El Cura” Martín en demasiadas ocasiones con sus faltas de disciplina o sus despistes… pero es demasiado bueno, joven y atlético.

Y es que Rickie era así, capaz de lo mejor (vaya primera parte más bestial que hace en la final de copa contra el Barsa en la temporada 90-91) y de lo peor (vaya errores más garrafales que hace también contra el Barsa en las semis de la liga de la misma temporada).

La interminable temporada termina con un puesto en la mitad de la tabla y la clasificación para Europa. Es el principio de la mejor etapa de la historia del club.

Muy recordada es la dupla que hace con Pinone, complementándose perfectamente dentro de la cancha con la inestimable y magistral dirección de Nacho Azofra, quien empezaba a dejar bien claro ante el tipo de jugador que luego sería, y es que como molaba ese equipo, creo que todos los que amamos este deporte en aquella época éramos un poco del conjunto estudiantil.

Aún recuerdo ese característico gesto en el banquillo de Rickey mascando chicle al más puro estilo Jordan, y dejando caer la muñequera de su mano derecha, ufff…

Esa sociedad con Pinone donde ayudan a los jóvenes a crecer y a dar el paso al equipo desde las categorías inferiores cambia el modelo que teníamos antes del americano que llegaba a la ACB, donde todo pasaba por lanzar y anotar.

Fueron cinco temporadas, posiblemente las mejores  en la historia del equipo del Magariños, donde conquistaría la Copa del Rey de 1992, y consiguen el hito histórico de llegar a la Final four de Estambul.

La Copa granadina fue el único título de su carrera. Años antes se había quedado a las puertas de ganar la NCAA con la Universidad de Houston. “Fue como un sueño hecho realidad para mi Estudiantes”, resume, así, con el “mi”. Era, desde luego, consciente de su papel de jugador que levantaba al público de sus asientos. “Sé que mi estilo era excitante. Me gustaba ganar, pero también dar al espectador algo especial, ya fuese taponando o robando un balón y haciendo un mate en el otro lado de la pista. Para mí, ganar empieza en la defensa. Si se cumple ahí, ya puedes concentrarte en el ataque”.

Recuerdo, que cuando fui a Madrid por primera vez una de las primeras cosas que hice fue ir a Magariños, pues era además un equipo que me fascinaba por su historia, la cual empecé a conocer cuando en Literatura Española tuve que estudiar la generación del 98 y a un tal Ramiro de Maeztu.

En los cinco magníficos años en Estudiantes, con los que disputó  184 partidos, Winslow  firmó 19.16 puntos y 7.17 rebotes.

Su último año en Estudiantes su rendimiento había bajado notablemente, descendiendo ocho puntos su anotación por partido, afectando y mucho su juego la llegada de un tercer extranjero, como fue el caso de Danko Cvjeticanin.

 “Era joven y fue una gran oportunidad jugar profesionalmente en España, en una de las mejores ligas fuera de Estados Unidos. El Estudiantes era más que un equipo porque tenía un concepto familiar o incluso algo más allá. Una cultura. Pertenecer a La Demencia era un sentimiento. El apoyo que nos daban los chicos era impresionante. Creo que todavía los escucho animándonos. Los echo de menos”.

Prosiguió su carrera en Italia de la mano del Cantú, donde jugó una temporada, firmando al año siguiente por  el Pau Orthez de la liga francesa, para volver la temporada 1995-96 a la ACB de la mano del Cai Zaragoza, jugando tan solo 11 partidos, en los que promedia 14 puntos y 5.18 rebotes. 

Tanto se identificó con Estudiantes que el escaso tiempo que pasó posteriormente en el Amway Zaragoza 95-96 lo hizo triste y prefirió él mismo romper el contrato. “Es una buena ciudad, pero había salido de Estudiantes y dejar al club y a la Demencia atrás fue muy duro”.

Y es al que bueno de Rickie le costaría y mucho verse jugando en la ACB con otra camiseta que no fuese la del Estu, equipo con el que aún se sentía plenamente identificado y comprometido.

Serán sus últimos partidos en nuestra liga, fueron 7 temporadas, 214 partidos , 19,3 puntos y 7.1 rebotes, cifra esta última que no está nada mal para un jugador que jugaba de 3, y todo esto en 34 minutos por partido.

Sus últimos años los pasa en Turquía, dos temporadas en el Turk Telekom BK, una en el Ulker y la última y definitiva en el Efes Pielsen, donde cierra su carrera profesional a punto de cumplir los 36 años, la temporada 1999-2000.

En Turquía en abril de 1996 se vería envuelto en un tiroteo junto a otros ex-acb como Larry Spriggs,  Dallas Comegys y Henry Turner, en una pelea, en la que resultó muerto el director de un hotel cercano y herido de gravedad, con dos disparos en el pecho,  Comegys.

A través del gran Javier Ortiz supimos que dirigía la Fundación Rowdy, donde trabajaba con chicos con problemas, y que seguía muy ligado al mundo de la canasta, como entrenador de High School.

Como entrenador de Saint John`s y teniendo bajo sus órdenes a sus hijos Joshua y Justise conquistó tres campeonatos a nivel nacional con Texas.

De hecho su hijo Justise, de 21 años, fue seleccionado por los Miami Heat en primera ronda del draft de 2015 con el número 15, después de ser campeón de la NCAA con la Universidad de Duke, donde en la final ante Wiscounsin contribuyó con  32 minutos que estuvo sobre la cancha ante Wisconsin firmó unos muy buenos 11 puntos, 9 rebotes y 3 tapones.

Justise , quien curiosamente también juega de alero como su padre, dejaría la universidad en su primer año, promediando 12,6 puntos y 6,5 rebotes, apadrinado por De Andre Jordan, y con unas habilidades y características que se asemejan a las de “Grant Hill y Jimmy Buttler“, según su entrenador Mike Krzyzewski, y prensa especialidad, haciendo que con 19 años diese el salto a la NBA , de la mano de Miami, donde ha cumplido su segunda temporada.

La pasada temporada solo pudo jugar 18 partidos por una lesión, en la que estaba promediando 10.9 puntos y 5.2 rebotes en 34.7 minutos.

Aquí acaba la historia de nuestro particular Michael Jordan de la ACB, al que porque no podría ser que algún día no muy lejano podamos ver como entrenador de algún equipo de nuestra liga, pues Rickey cada vez que le preguntan siempre se muestra muy agradecido, dejando la puerta abierta a entrenar en España si hubiera una buena oportunidad.