09/01/2018 @kalleruf Aún después de muchos años retirado, hay palabras y sensaciones que no te las puedes quitar de la cabeza, y una de esas
09/01/2018
@kalleruf
Aún después de muchos años retirado, hay palabras y sensaciones que no te las puedes quitar de la cabeza, y una de esas palabras es la palabra pívot, la cual retumba día tras día en mi cabeza, y la cual siento como que fue una parte de mí y de mi antigua profesión, y la cual entendía como la ejecución de una determinada función dentro del engranaje de este gran deporte llamado baloncesto.
Ser pivot no representa sólo ser el alto del equipo, hay quién incluso ve o veía a los pívots como aquellos altos torpones que son los que han de agarrar los balones que escupe el aro, o a esos lentos y patosos, quienes ponen con sus corpachones bloqueos a los estilizados aleros y bases para que puedan tirar y lucirse cómodamente. es decir los que hacemos el juego sucio, para que me entendáis.
Hay incluso un famoso entrenador que alardeaba y se mofaba de que a partir de los 2 metros la “sangre no llega al cerebro”, pero sí, nos llega y bien.
El gran Manel Comas (DEP) decía que el “baloncesto era un juego de altos”, y vaya, que no le faltaba razón.
El gran cambio del baloncesto ha sido ése, ni más ni menos, lo que se denominó la revolución de los bajitos, es decir, que no solo se jugase en función de la altura, que es importante, pero no menos el hecho de ser un jugador con una determinada garra, fuerza y rapidez, y es que a nadie se le escapa la evolución de los jugadores altos a quienes cada vez vemos moverse y desplazarse a los 4 metros o incluso más allá de la línea triple para jugarse un lanzamiento, incluso alguno de ellos con mayor eficacia que los bases, escoltas o aleros.
Es curioso ver la añoranza de la gente al recordar luchas en la zona con gente como Norris y sus enfrentamientos con Fernando Martin, o los de Hakeem Olajuwon y Robert Parish, auténticos gladiadores y bailarines que se se deslizaban por la zona tal mezcla de Fred Astaire y Gladiator, con un sinfín de recursos y movimientos de pies que les hacían ganar buenas posiciones cerca de la canasta para finalizar ben con una bandeja elegante o un mate de esos que que dejaban boquiabiertos a público y telespectadores.
La zona antes se ganaba, ahora se despeja para poder tener pasillo libre a canasta, ésta es la famosa Revolución.
Como ex-pivot, veo morir o quizás evolucionar un puesto, en el que veo de vez en cuando algún jugador moverse cerca ante la pasividad de los compañeros a pasarle el balón, predicando en el desierto y pidiendo el balón deseando tirar ese gancho que durante meses y años ha practicado millones de veces.
Para estos altos míos es quizás ahora mas sencillo tirar de 5-6, o incluso un triple, qué gran contrasentido, era uno de mis fuertes, y me obligaban a jugar dentro, ahora quizás hubiera desarrollado otras cosas, pero bueno, nunca llueve a gusto de todos.
Pd: y a todo esto, os deseo un muy buen feliz año!!!
Psicólogo Organizacional / Consultor Senior de RRHH especialista en Selección, Formación y Desarrollo de personal.
Inquieto, polivalente, curioso, me gusta aprender de todo y de tod@s, y con buena cara y una gran ilusión, actuando siempre desde la máxima responsabilidad y profesionalidad.
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