El deporte de alto rendimiento y el management tienen mucho en común. Gran parte de las cosas que suceden en el devenir de una competición deportiv
El deporte de alto rendimiento y el management tienen mucho en común.
Gran parte de las cosas que suceden en el devenir de una competición deportiva se asemejan a las vividas en un territorio laboral de alto desempeño.
Eso sí, existe una clara diferencia entre ambos entornos, que en muchas ocasiones, pasa inadvertida.
Mientras que en el deporte de alta competición, se suele dedicar seis veces más a entrenar que a competir, en el mundo empresarial esta relación no es ni mucho menos, similar.
Sin lugar a dudas, el deporte ha regalado a la empresa y, por tanto, a la sociedad una de las claves de éxito más indispensables: el entrenamiento.
En gran medida, el deporte de alto rendimiento nos puede servir de escaparate en el que al observar nuevos estilos de liderazgo que, con el paso del tiempo, han evolucionado de manera significativa, dejando atrás viejos paradigmas muy similares a los que hemos observado en el mundo empresarial.
Una característica compartida en ambos entornos es la velocidad con la que todo cambia. Y este hecho es el que ha impedido a muchos profesionales tener éxito en su trabajo.
Un ejemplo muy ilustrativo de estos cambio sucedió en el fútbol. En no demasiado tiempo, los árbitros han pasado de dirigir un partido ellos solos a tener que liderar un equipo de seis personas. Y lo hacen en un ambiente de alta complejidad, observados por millones de espectadores en un entorno mediático que en muchos caso, resulta tremendamente hostil y donde el error es elevado a la categoría de desastre.
No es sencillo liderar bajo la presión a la que está sometido un colegiado, tomando decisiones que afectan al devenir del juego y al resultado, con pocas o ninguna alianza y en una situación en el mayor de sus éxitos es invisible.
Modelos cambiantes.
Los viejos estereotipos del pasado, tanto en el deporte como en la empresa, ya no tienen cabida en entornos de alta complejidad a causa de la velocidad trepidante del cambio permanente, lo que sirve en un momento dado queda obsoleto unos pocos meses después.
Venimos de modelos que se han sustentado en las normas y en la disciplina coercitiva, y, cuando esto es así, se alimentan modelos dictatoriales en los que el talento no encuentra cabida.
Sin embargo, podemos desarrollar nuevos modelos de liderazgo, nuevas maneras de hacer las cosas y nuevas formas de actuación alejadas de las que han servido en referencia durante largo tiempo.
Estilos apoyados en la gestión emocional, en el manejo de las expectativas que ponen al ser humano por delante de las necesidades de éxito cortoplacista.
Psicólogo Organizacional / Consultor Senior de RRHH especialista en Selección, Formación y Desarrollo de personal.
Inquieto, polivalente, curioso, me gusta aprender de todo y de tod@s, y con buena cara y una gran ilusión, actuando siempre desde la máxima responsabilidad y profesionalidad.
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