No cabe la menor duda de la sobresaliente labor en los despachos que se hizo en Málaga a finales de los 80 y principios de los 90, a nivel de jugadore
No cabe la menor duda de la sobresaliente labor en los despachos que se hizo en Málaga a finales de los 80 y principios de los 90, a nivel de jugadores extranjeros fueron llegando grandes jugadores, unos más conocidos que otros, los cuales ayudaron al equipo a dar ese salto de calidad, que por historia y afición se merecían, y que casi estuvo a punto de lograr la gloria en aquella ACB de 1995, lástima del triple de Ansley, pero que por suerte pudieron revertir y conquistar aquella ACB de 2006, para situarse dentro del grupo de los grandes.
Y la verdad es que cuando se hacen las cosas bien los resultados suelen llegar, y a ello ha contribuido la llegada de grandes jugadores extranjeros, y uno de ellos fue Rickey Brown, un pívot de 2,08, nacido en Madison County (Mississippi), y quien aún a pesar de llegar a Málaga ya veterano, con 30 años, logró conquistar a la exigente afición malagueña primero y a la madridista años después.
Sí, sí, Madison County, donde los famosos puentes.
Brown quien jugó durante cuatro temporadas con lo Bulldogs de la Universidad Estatal de Mississippi , en las que promedió 17,2 puntos, y 10,2 rebotes por partido, lo que le llevó a ser elegido en el draft de 1980 en primera ronda con el número 13, por los Golden State Warriors.
Un traspaso en el que se vio implicado es uno de los más ruinosos de la historia de la liga y permitió a los Boston Celtics hacerse con Kevin McHale y Robert Parish a cambio de sus derechos y los de Joe Barry Carroll.
Con los Warriors disputa tres temporadas, jugando entre 10 y 15 minutos, con unos promedios entre los 4-6 puntos y 4-5 rebotes, sin tener mucho protagonismo, al menos para lo que se esperaba para un nº alto del draft.
La temporada 82-83 la termina con la Haws de Atlanta, donde estará dos temporadas y media, con unos números muy similares a los que había tenido en Golden.
Así que como muchos otros, en plena madurez de su carrera, 27 años decide dar el salto a Europa, donde irá a parar a la Lega Italiana, de la mano del Brescia donde disputará dos temporadas, un equipo modesto pero que le servirá de escaparate para aterrizar la temporada 87-88 en el Tracer de Milán, donde conquistaría la Copa de Europa, formando pareja ni más ni menos que con Bob Mcadoo, colaborando en la final contra el Maccabi de Tel Aviv con 17 puntos.
La verdad es que se largó una final four de campeonato, firmando un total de 45 puntos en los dos encuentros disputados, 28 en semis ante el Aris de Salónica y los ya 17 comentados de la final.
El verano de 1988 llegó a Málaga, quienes pagaron 600.000 dólares y por adelantado, y donde junto a jugadores como Arlauckas, Vecina o Fede Ramiro consiguió desatar la pasión y una locura en Málaga jamás vista hasta ese momento, dejando grandes recuerdos , demostrando ser una persona honrada, noble con una gran profesionalidad.
Aportaba su veteranía y sabiduría, siendo un jugador elegante y silencioso, a mí particularmente me recordaba mucho a Reginald Johnson.
Si impacto fue brutal, pasando el equipo de luchar por la permanencia a quedar quintos dos temporadas seguidas, siendo clave su aportación, de hecho para muchos aficionados malagueños sigue siendo el mejor extranjero en la historia del club, y miren que han pasado unos cuantos y muy buenos,
En Málaga en 74 partidos tuvo unos promedios de 22 puntos y algo más de 9 rebotes (tiene el récord de la entidad con 20 en un partido), unos numerazos, que le llevan de nuevo a Italia, donde jugará una temporada en el Rayer Venezia, antes de dar el gran salto, con 33 años al Real Madrid.
Fue uno de los jugadores en que el entrenador madridista, su compatriota George Karl, pensó en él para completar la plantilla del equipo, como segundo extranjero, haciendo dupla con Mark Simpson.
Karl buscaba un jugador experimentado tras los intentos fallidos de Piculín Ortiz y de Stanley Roberts, esra un pívot clásico, un 5 de los de antes, de buenos y finos movimientos al poste bajo, un tiro aceptable y que cargaba muy bien el rebote gracias a su colocación, cuerpo y largos brazos.
Brown se vio poco favorecido por el sistema de juego de Karl, donde prevalecía el juego para los bajitos, pero Rickey acabó convirtiéndose esa temporada en un héroe, gracias a su actuación en la final de la Recopa ante el Paok de Salónica.
Aparte de los 18 puntos y 18 rebotes que hizo esa noche fue el autor de la canasta decisiva cuando se interpuso con sus largos brazos al pase de Fassoulas a Boudouris, y donde a una pata tras el robo de la pelota se elevó para anotar esos dos puntos que hacían al equipo campeón.
La siguiente temporada sería la última en el equipo blanco, teniendo el honor de compartir la zona blanca junto a Sabonis, fichaje estrella del equipo para esa temporada, conquistando la Liga y la Copa.
Sus números en estas dos temporadas fueron de algo más de 14 puntos y 8.5 rebotes.
Tenía 35 años, y ya en la recta final de su carrera vuelve a Italia de la mano del Baker Livorno, jugando una temporada, para volver a la ACB donde disputaría dos temporadas, la primera de ellas en Andorra y la segunda en Vitoria con el Taugrés, donde pondría punto y final a su gran carrera deportiva.
Sin duda alguna que estamos ante uno de los grandes americanos que hayan pasado por nuestro baloncesto, y quien seguramente que si no fuese por sus continuos problema físicos hubiese labrado una gran carrera profesional en la NBA.
En total en la ACB fueron 205 partidos, promediando 17.9 puntos y 8.7 rebotes.
Lo último que supimos de su vida fue como no, que ésta seguía ligada al baloncesto ya que era copropietario de los Augusta Groove conjunto de la Premier Basketball League.
Y que estaba felizmente casado con Chloe, una antigua modelo, exitosa mujer de negocios y una celebridad en Atlanta, en la promoción de Total Image Enhancement, su empresa , y que sus hijos seguían los pasos de su padre en el mundo del deporte.
Su hijo Taylor, jugador de baloncesto también, apuntaba maneras en sus tiempos universitarios, pero se quedó en promesa, pues le faltado esa regularidad y constancia de su padre, de hecho el verano pasado firmaba por el Real Betis Energía Plus, siendo cortado a los pocos días sin llegar a debutar.
Su otro hijo, Joshua tiene 16 años y está en el instituto. Mide casi dos metros, juega de ala-pívot o de pívot.
Su hija, Jade, es una estrella del voleibol universitario, seguro que los genes de Brown han tenido bastante que ver.
Psicólogo Organizacional / Consultor Senior de RRHH especialista en Selección, Formación y Desarrollo de personal.
Inquieto, polivalente, curioso, me gusta aprender de todo y de tod@s, y con buena cara y una gran ilusión, actuando siempre desde la máxima responsabilidad y profesionalidad.
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