Se han escrito ríos de tinta sobre grandes jugadores y estrellas del baloncesto, bien sean sus jugadas, canastas, gestos, ropas, o declaracio
Se han escrito ríos de tinta sobre grandes jugadores y estrellas del baloncesto, bien sean sus jugadas, canastas, gestos, ropas, o declaraciones…
Los focos siempre están con ellos, pero, un equipo lo componen doce jugadores, no sólo las estrellas.
Hay un buen números de jugadores que apenas pisan la cancha salvo si hay una hecatombe de faltas, o el partido ya está sentenciado, en lo que se conoce en el argot como los famosos “minutos de la basura”.
Todos estos jugadores son los que practican lo que denomino el “BENCHING” o “BANQUILLEO”.
Son jugadores que en cada entreno lo dan todo, con una gran mentalidad de superación, personas pacientes que en silencio esperan una oportunidad, pero siendo plenamente conscientes de que son el jugador diez, once o doce del equipo.
Son jugadores. los cuales en muchos partidos sus únicas canastas serán las que encesten en la rueda de calentamiento.
Pero de todas maneras, para mantenerse activos y dentro del partido no paran de animar y gritar a sus compañeros, hay que estar “vivos” por si te hacen salir a jugar en ese momento complicado en el que en 2-3 minutos te has de ganar la confianza, surgiendo un sinfín de dudas razonables en forma de preguntas ”¿qué hago?, me arriesgo y me reivindico?, ¿procuro no fallar en nada? ¿Hago mi trabajo y ya?
Es más, igual sales a la cancha durante algunos partidos y de repente sin aparente motivo vuelves a no desprenderte del chándal, seguro que ahora mismo se os han venido a la cabeza un par de jugadores y situaciones, ¿a qué sí?.
Esa sensación de vivir las victorias y derrotas sin haber estado participando activamente, la pérdida de cierta autoestima y de dudar si realmente vales para este deporte.
Y no puede venirte abajo, pues en cualquier momento puedes tener que salir a la cancha, cuando menos lo esperes, y puede que lo hagas bien y te ganes nuevos minutos, o por el contario no respondas a las exigencias del Coach y literalmente desaparezcas de la rotación.
Desde aquí valga mi homenaje a esos jugadores que cambian el rol de las canastas por crear un buen ambiente en el vestuario, bien aplaudiendo en el banquillo, chocar la mano con un compañero cuando hay una jugada positiva de tu equipo, o bien para repartir el agua o las toallas para secarse el sudor.
Es tener casi la sensación de ser un espectador pero activo dentro del partido, donde aceptas un nuevo rol, sin quejarte ni poner tampoco una mala cara.
Personas que sufren como cualquier ciudadano de a pie por que su contrato se pueda finalizar, y al no haber jugado se cuestionan quién les fichará o se fijarán en ellos.
Y ello que no se lesionen, que esa es otra, en fin, que son personas que podrían dar clases de superación y de cómo vencer el desánimo, podéis creerme, es bien duro, por ello creo que son personas de una pasta muy especial y los cuales merecen mi profunda admiración y máximo respeto.
Exjugador profesional de Baloncesto, en equipos como el Joventut de Badalona, Valvi Girona y Breogán de Lugo, entre otros. Colaborador y autor invitado en nuestra sección de baloncesto. Visita el blog de Carlos Ruf.
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