Carlos Ruf Osola @kalleruf 12/03/2017 Uno de mis primeros escritos para el Diván del deportista fue acerca de la pre-temporada, tras un
Carlos Ruf Osola
@kalleruf
12/03/2017
Uno de mis primeros escritos para el Diván del deportista fue acerca de la pre-temporada, tras un merecido descanso veraniego cuando llega el momento de coger todas las fuerzas posibles y la resistencia necesaria para prepararse para la maratón de 9 meses que toca afrontar, con el objetivo de estar listo para afrontar una dura, larga e intensa temporada.
Fondo de armario: Planificación de un torneo.Estrategias y Tácticas
Vamos al lío….
Hoy toca partido, y toca ganar y además jugar bien, pues la gente se ha gastado un dinero para vernos, animarnos y volver a sus casas contentos y felices, eso es el deporte profesional señores y señoras, no juegas sólo para ti, solo faltaría, también lo haces para el espectador, ante todo nunca debes olvidar que estamos ante un circo romano, aunque en nuestro deporte acaso un poco más civilizado que el circo romano del deporte rey, o al menos eso quiero pensar.
Sales de casa con tu bolsa, por lo general hoy en día en los equipos lavan ya la ropa y al tener vestuario propio y taquilla (que afortunados que éramos y son) tienes prácticamente todo ( botas de juego, y tus toallas, desodorantes, champús, geles y peines para después) y así convertirte en ese gladiador al cual el circo romano está deseando ver.
Al llegar al pabellón y hacer tu entrada, la gente ya te empieza a saludar, aunque cabe decir que en ese momento ya estás concentrado en el partido, pensando en a quién defenderás y las diferentes alternativas que pueden sucederse en el partido, incluso sabes las jugadas y marcas de las jugadas, igual o mejor que el rival y cómo poder contrarrestarlas.
Ya en el vestuario, a falta de una hora y media para empezar, puedes comprobar que algún compañero ya ha llegado. Ropa preparada, te llama el fisioterapeuta, según el turno que habías acordado para vendarte los tobillos o darte ese “toque mágico” con aquella crema mágica que todo lo arregla.
Listo, ya me han envuelto como un regalo de navidad, tu prevención para una lesión ya está lista.
Ahora toca vestirse, ponerse la ropa de juego, lo que para muchos se ha convertido en todo un ritual, empezando la transformación como si de Clark Kent a Superman se tratase.
Salida al campo, te sientes bien, poderoso y confiado, aunque hay días que no, en lo que no sabes muy bien te sientes extraño y con un cierto “olor” a presagio difícil de explicar, pero no pasa nada, el partido se va a celebrar sí o sí, y tienes ganas de salir al campo a tirar un poquito antes para ver cómo estoy en verdad.
Entonces sobre cuarenta minutos-media hora antes del partido, hay una pequeña reunión en el vestuario para ultimar detalles y preparar la GRAN SALIDA OFICIAL del equipo al campo.
Hay equipos que calientan antes de la charla, otros después, eso ya son manías del entrenador , la verdad es que verdaderamente nunca supe que motivos eran a favor o en contra de ello (sería un debate divertido en un momento dado).
Carrera ligera, estiramientos y puesta en acción, unos cuantos sprints para activarse y a por el balón.
Empieza la rueda de calentamiento, las sensaciones empiezan a circular; entrar a canasta, tiros desde diferentes posiciones, picarse las manos, motivarse, ahí es cuando empieza el partido de verdad.
Hay mucha gente que se guía por las sensaciones de esos momentos, con el tiempo, te das cuenta de que esos sentimientos y ese feeling prepartido es irrelevante.
Lo más importante no es cómo te sientas, si estás bien o mal, lo importante, serán tus acciones durante el partido, y sobre todo, disfrutar con lo que estás haciendo, si te guías por sus sensaciones, sólo te generará miedo al fallo y te diluirás como un azucarillo, y ello con solo dos acciones incorrectas durante el encuentro, no se necesitas más.
Empieza el partido, salto inicial, un poco de misterio, pues los dos equipos nos conocemos a la perfección, lo que marcará el partido será cómo haces las cosas no lo que haces.
Os contaré como divido a los jugadores en función del famoso feelling del que os hablado hace un momento.
Los hay que si meten los dos primeros tiros son ya imparables, pero por contra si los fallan, ya están fuera.
Otros ya pueden fallar sus cuatro o cinco primeros lanzamientos, que sólo se centran en el siguiente, y a esto le llamamos FUERZA MENTAL.
FUERZA MENTAL es también cuando en uno de esos días en los que estás fallón sigues sin bajar la guardia no cayendo en las típicas precipitaciones y sabiendo esperar tu momento.
O no perder la calma ni los nervios , teniendo un control absoluto de ti mismo cuando al ir hacia canasta el árbitro no te pite una falta clara y evidente, sin enfadarte, e intentar no focalizar tu rabia y frustración en el árbitro e irte del partido a las primeras de cambio, en lo que en el argort se denomina “no estar en el partido“, cayéndote esa momento técnica, que te hace perder tu concentración y que ya difícilmente en ese partido salvo en alguna excepción volverás ya a recuperar.
Los grandes jugadores son los que pronto olvidan y rápidamente pasan página (postpartido), y vaya que si es importante la fuerza mental, creedme, sé de lo que hablo, llegando en no pocos casos a tirar por la borda ese gran trabajo semanal que has llevado a cabo, convirtiéndolo en casi que irrelevante, provocando que todo se vaya al garete como si de un Titanic contra un iceberg se tratase.
Psicólogo Organizacional / Consultor Senior de RRHH especialista en Selección, Formación y Desarrollo de personal.
Inquieto, polivalente, curioso, me gusta aprender de todo y de tod@s, y con buena cara y una gran ilusión, actuando siempre desde la máxima responsabilidad y profesionalidad.
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