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Buenos días, hoy seguimos con uno de esos jugadores que forman parte de nuestra historia y cultura del deporte de la canasta, un jugador con un talento descomunal, de esos tocados por la varita de la genialidad, listo como el hambre y que a pesar de su físico poco agradecido, supo mediante esta inteligencia innata para el juego hacerse un sitio entre los más bases más grandes de este deporte.
Hablo de Nacho Azofra, el último demente, un icono de la afición del Ramiro, con el que el club vivió una de sus más bellas y bonitas etapas.
Nacho hacía su aparición a finales de los años 80, defensor de la anarquía en el juego, de libertades absolutas y donde las normas y reglas no eran más que aniquiladoras de su talento, y contra las que luchó contra viento y marea para imponer su estilo, en un club que le venía como anillo al dedo.
Fuese como fuese su historia es digna de contar, aunque tras su retirada de la práctica del baloncesto le hayan llovido palos y haya sido culpado por la mala gestión deportiva realizada en el club estudiantil, como director de fichajes en una de las etapas más negras de los del Ramiro.
Ahora bien, como jugador, era de esos por los que merecía pagar una entrada, pues entre tantas reglas e imposiciones sacaba siempre alguna genialidad impredecible así como esa capacidad que tenía de dominio y control del juego, curioso a qué si, un anárquico pero controlado, pues así es, a veces los términos nos llevan a grandes equívocos.
Basket moderno. La falsa anarquía controlada. Por Roberto González Rico.
A mí personalmente me fascinaba su juego, el de su equipo para ser justos, aparte de que me sentí muy identificado con la cultura y el aire que se respiraba en aquellos años 80 en el Magariños, recuerdo que la cuando visité Madrid por primera vez, una de las primeras cosas que hice fue pasarme por el Antonio Magariños, para comprobar ese encanto y ese aire tan especial que desde la distancia, más bien por la TV podía percibir.
De hecho, mi primer partido en ACB fue un OAR-ESTUDIANTES, el mítico partido donde Nate David y David Russell libraron una de batallas que tanto bien han hecho a nuestro deporte en lo que eran los primeros años de nuestra liga. Azofra aún estaba opositando por aquellos años.
Nacho debutaba en la temporada 89, estando durante 4 temporadas en el equipo estudiantil, con los que ganó una copa del rey y conseguían llegar a las semifinales de la Euroliga del año 92.
En 1993 fichaba, en un traspaso de los que hacen época por el Caja San Fernando, donde estuvo durante dos temporadas sin pena ni gloria, sin responder a las expectativas suscitadas por su millonario fichaje, pero es que Nacho se sentía raro lejos de su hábitat normal de vida y actuación.
Y es que el dinero no lo es todo y menos en su caso, pues en su etapa sevillana cobraba en torno a los 50 millones de pesetas ( 3000.000 euros), pero por encima de todo en Nacho había un fuerte sentimiento estudiantil que estaba por encima de todo, y eso lo sabían en el club del Ramiro, quien después del fracaso de la temporada 94-95, se ponían manos a la obra para traer a Nacho a ese contexto facilitador y generador de todo su talento y creatividad.
El Estudiantes les ofrecía 30 millones de las antiguas pesetas ( 180.000 euros) por 3 temporadas, aunque finalmente su regreso se prorrogo unos cuantos años más, completando en esta segunda etapa un total de 11 temporadas.
Hubo de todo estos años, destacando el subcampeonato de la Copa Korac del año 99 y de liga de la temporada 04, cayendo en ambos casos ante el FC Barcelona.
Pero más allá de estos subcampeonatos queda la imagen de un jugador que tanto hacía funciones de mentor como en el caso de Gonzalo Martínez o Sergio Rodríguez, acogía y transmitía los valores y cultura del club a los jugadores que llegaban al equipo, especialmente los extranjeros, y siendo en muchas ocasiones la prolongación del entrenador en la pista.
Se hizo raro que no colgase las zapas en el club de toda la vida, ya que al dejar el club se fue una temporada a jugar en el Lagun Aro Bilbao, sus razones tendría.
Para que podáis calibrar la importancia que ha tenido este jugador os dejo algunas cifras, pero solo algunas de un jugador que en este aspecto me hace y mucho recordar a Albert Oliver.
Es considerado “jugador histórico” por la ACB. Es el segundo jugador de la historia de la ACB en número de asistencias dadas, con casi 2000. Es el segundo jugador de la ACB (y el primero del Estudiantes) en número de partidos jugados (más de 655. número alcanzado por Alberto Herreros), y en cantidad de partidos jugados seguidos. Es el jugador de Estudiantes con mayor número de triples conseguidos en la ACB, con más de 600.
Un pero, que es mi caso es más un expediente X, es el hecho de no haber podido tener una mayor continuidad dentro de la selección nacional, en una época en que Nacho estaba sin duda en el top 3 de los mejores bases españoles.
Una vez que dejó el baloncesto en activo, en la temporada 07/08 comenzó ejerciendo como tercer entrenador del Estudiantes, ayudando en sus labores a Mariano de Pablos, y tras la dimisión de éste pasó a formar tándem con Javier González en la dirección del equipo, ahora con Velimir Perasovic al frente.
Pero parece que ese conocimiento del juego, donde demostró ser un alumno aventajado, no le ha servido para poder desarrollar una carrera como director técnico deportivo, donde no alcanzó a acertar en decisiones importantes, aunque ya se sabe que el ser un gran jugador de baloncesto no implica necesariamente que vayas a tener éxito como entrenador director deportivo, no olvidemos el último caso con Joan Creus en el FC Barcelona.
A ver si un día lo podemos sentar en nuestro Diván y poder salir de todas las dudas que hemos planteado sobre una de las mayores figuras que ha dado este deporte en este país.
Ayer le mandé una solicitud por Linkedin, esperemos que haya suerte…
Psicólogo Organizacional / Consultor Senior de RRHH especialista en Selección, Formación y Desarrollo de personal.
Inquieto, polivalente, curioso, me gusta aprender de todo y de tod@s, y con buena cara y una gran ilusión, actuando siempre desde la máxima responsabilidad y profesionalidad.
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